Recuerdo un desayuno de hace pocos días con un entrepreneur en serio. No tiene muchos éxitos impresionantes detrás: uno muy grande, algunos otros más chicos. Pero es un tipo que labura. Mientras mojaba la medialuna en el café con leche, le pregunté:
- ¿Pforgué te pfhae´ce gue hay tan’o upi eos empfene’er?
- ¿Qué decís?– me repreguntó con mucha lógica.
Primero tragué la medialuna que tenía en la boca, y ahí sí, fui por mi segundo intento:
- ¿Por qué te parece que hay tantos groupies de los entrepreneurs?
- No sé– me dijo encogiéndose de hombros mientras jugaba con un montoncito de azucar que había caído del sobre-. Tal vez sea la fama, la sensación de pertencer, pero realmente no tengo la más remota idea. Sólo sé que hay mucha, pero muchísima gente que la encanta salir en la foto y no tengo idea del por qué.