Desde Google la idea de que los algoritmos pueden decirnos todo sin necesidad de intervención humana parece ser la que guía a muchos, desde recomendaciones musicales basadas en algoritmos, hasta analisis de patrones para adivinar que es lo que vos y yo estamos buscando de diferente pese a usar la misma palabra clave en las búsquedas... The Arts Genome Proyect busca llevar ese concepto a las recomendaciones de arte.
Y es interesante que Art.sy, el sitio para usuarios finales que está atrás del proyecto, haya ganado el TechCrunch Rookie Disrupt award y que hayan levantado u$s1.25 millones de inversores del tamaño de Eric Schmidt, Wendi Murdoch, Jack Dorsey, art “czarina” Dasha Zhukova, Keith Rabois (Square, Slide, PayPal), Charlei Cheever (Quora, Facebook), Dave Morin (Path, Facebook) y otros liderados porThrive Capital.
Ahora, ¿es posible lograr patrones que digan que piezas de arte un coleccionista o un simple aficionado al arte debería comprar? ¿es posible que un algoritmo nos diga que es lo que nos va a gustar? Si los gustos son tan subjetivos e incluso hay discusiones sobre la valoración de artistas y sus obras individualmente ¿como puede un algoritmo decir que se pueden armar clusters de "gustos"? Sinceramente la idea de hacer el arte más "amiga de la web" como propone TechCrunch no me parece coherente.
Y esto es contradictorio con mi opinión sobre la música y el proyecto atrás de Pandora, pero creo que las dimensiones son mucho más simples de entender y de organizar (de hecho cualquier DJ te va a mostrar patrones que usan para armar playlists, sets, y mucho de eso se basa en análisis básicos matemáticos) mientras que en el término "arte" hay muchos mas vectores para analizar, mucho más para entender y si se siguieran las recomendaciones de un algoritmo por clusters... ¿no estaríamos uniformando el arte evitando las disrupciones que causan algunos genios que aparecen cada tanto y que no son clasificables?
Personalmente, el mejor movimiento que pudo hacer el startup es sumar a críticos internacionales y reconocidos para poder dimensionar el trabajo y tratar de encontrar el famoso "ghost in the machine" que nos evite seguir patrones únicos y entendidos como los que definen el mercado del arte.
Detectar patrones en archivos que se muestran de forma secuencial al usuario (como la música) parece más sencillo que en algo de “acceso pseudoaleatorio” para nosotros, como lo es una imagen:
Detectar el “ritmo” de una imagen y comprobar después las potenciales correlaciones con otras obras parece algo complicado. Al menos si lo que se desea es que sea un computador quien genere completamente las conjeturas; porque siempre podría crearse un sistema mucho más simple usando folksonomías (aquí mismo hay escritos sobre el tema…) y que luego el sistema se dedique a cotejar palabras clave, sin tener que extraer la información de “la imagen en bruto”.
Pero esto último parece bastante poco novedoso y supongo que cuando hablamos de “algoritmo de recomendación” estamos asumiendo que el sistema es completamente automático y que, si bien puede —y debe— utilizar la realimentación sobre la idoneidad de las recomendaciones mostradas a los usuarios del servicio, programar un sistema capaz de interpretar el significado que para un humano tiene un fichero de gráficos parece inabordable.
No se trata de identificar figuras dentro de una imagen y buscar luego imágenes con contenidos similares en la forma. Hay que interpretar el contenido: el significado en conjunto de toda la obra y eso parece lo realmente complicado. El principal problema es que necesitamos una máquina capaz de relacionar los elementos dentro de una imagen, una vez los ha aislado para reconocerlos.
¿Se puede programar algo capaz de interpretar el significado de las cosas (que a su vez se encuentra disperso en capas a diferente profundidad), cuando ni siquiera entre las personas somos capaces de ponernos de acuerdo acerca de lo que transmite una obra?
El significado percibido de una obra de arte está tan íntimamente entrelazado con la experiencia vital de cada uno, que tratar de buscar puntos en común entre todas las percepciones para poder clasificar una obra (esto es, que sea el ordenador quien asigne etiquetas a las obras) se me antoja, como ya dije, extremadamente difícil. Supongo que el problema permitirá aproximaciones más o menos elegantes y simples, pero lo importante es que el sistema ideal no parece que se pueda llevar a cabo al menos hasta donde yo sé.
Encontrar el “ritmo” (no digo el musical, evidentemente) de un mp3 es difícil.
Encontrar el ritmo de una imagen, que contiene una cantidad astronómica de información SÓLO CUANDO ES VISUALIZADA POR HUMANOS, me parece mucho más difícil.
Que los patrones en el arte existan no lo dudo, porque lo que le gusta a cada uno no es de ningún modo aleatorio; el gusto por ciertas cosas tiene que ser propiciado por algo y aquello que es participa de la misma cualidad es lo único que genera el mismo placer.
Buscarlos, me parece que atenta contra la propia esencia de lo que debe ser el contacto arte: enfrentarnos a nuevas formas de expresión que nos permitan crecer como personas y ser más felices en el proceso. Encontrar patrones que permitan establecer sugerencias supone restringir nuestro campo de acción y no descubriremos jamás nada nuevo por medio de un sistema así. Con la música puede servir hasta cierto punto porque supone un ahorro inmenso de tiempo en ciertas condiciones, pero para el arte visual o palpable, no le veo mucha motivación; aunque alguna habrá como en todo en esta vida.
Los sitios web como blogs a los que uno se suscribe son interesantes porque parte de los intereses del autor se solapan con los del lector, pero lo interesante es que sea sólo UNA PARTE (al menos en los de opinión o medianamente informales, los no destinados a empresas o a noticias). Lo interesante es lo diferente en base a lo común, y no creo que seamos capaces de programar esa capacidad casi mágica, productiva, de buscar elementos EMERGENTES en base a los comunes. No se trataría ya de encajar datos en un patrón sino de ver además qué patrón de patrones puede encajar con cada individuo. Y eso ya es algo demasiado personal, no creo que un sistema así de ambicioso pueda ser preciso porque es la esencia misma del individuo.
Pero bueno hasta hace bien poco “640 kB eran más que suficientes” y aparte, existirán aproximaciones tecnológicas razonables para resolver esta cuestión.
No se trata de encasillar o categorizar gustos. La website no va a definir el gusto de un coleccionista.
Lo que va a hacer, en cambio, es ayudar en búsquedas muy inteligentes para encontrar resultados que se acerquen a los esperados por coleccionistas. Se va a trabajar sobre esos campos de búsqueda de un modo impensado.
Por ejemplo: al buscar el período azul de Picasso, los resultados mostrarían un abanico de posibilidades y asociaciones como por ejemplo con la obra de Ives Klein o con otras variables pictóricas o históricas.
No subestimemos el proyecto.
Saludos.