¿Conoces la película Idiocracy? Me parece una descripción futurista no-lejana perfecta de Argentina.
Tengo un pariente profesor de historia en escuelas secundarias y terciarias de Córdoba. Muchas veces he escuchado sus lamentos por el deterioro general del nivel educativo con que le “llegan” sus alumnos: problemas para comprender textos, trabajos prácticos donde por falta de información disponible vía Google sobre el río Dulce le copypastean datos del río Amarillo y otras bellezas.
Esas historias de aula, vienen usualmente acompañadas por otras, de dirección: no debe reprobar a tantos alumnos, porque el score de la escuela se ve mal. Otras veces los propios padres de un alumno en la frontera del analfabetismo aparecen en la escuela con un amparo judicial que indica que debe pasar al siguiente año a salvo de las injusticias administrativas que imponen leer y escribir como condiciones para llegar al cuarto año de secundaria.
El mes pasado, el profesor recibió nuevas instrucciones “desde arriba”: no hay que tomar examen inmediatamente después de un fin de semana o feriado para evitarle stress a los párvulos y está obligado a reducir la extensión de los exámenes a la mitad. No importa la complejidad del tema: la comprensión sobre el desarrollo y caída del Imperio Romano deberá ser evaluada en dos secciones, media cuartilla y todos contentos.
El profesor es un tipo creativo, y quiso proponer un crucigrama como uno de los puntos del examen. La respuesta: no haga trampa, un crucigrama contiene muchos temas, si dijimos dos, no innove.
¿Por qué semejantes ridiculeces? ¿Qué clase de stress es ese que pretenden evitarle a los alumnos? La única razón que se me ocurre es el dinero. Si un cierto porcentaje de alumnos pasa de año y/o tiene un cierto promedio de calificaciones, hay créditos disponibles del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo para el sector educativo con los que se cuenta para sostener el sistema.
¿Por qué deteriorar las condiciones educativas de un país si no para asegurarse el acceso a fuentes no genuinas de financiación en un estado que se dirige con determinación a la quiebra? Otro discurso no resiste examen.
Andrés, no jodas, la escuela es aburrida y funciona con base en planes de estudios desactualizados, mejor que pasen rápido y lleguen pronto a la universidad. Interlocutor ficticio, no creo que pienses que se puede pasar sin sobresaltos de un vacío total como el que pretenden imponer, al entorno universitario que aún mantiene rastros de dignidad y un muy diferente nivel de exigencia.
¿Cómo le irá a un chico que no termina de entender lo que lee y nunca jamás en su vida conoció los nervios pre-examen en una clase de 1000 alumnos como las que tuve en mis lejanos días en Ciencias Económicas de la UNCba?
Apuesto a que, con el correr del tiempo, las exigencias del sistema universitario van a bajar.
¿Me siguen? ¿Sabemos qué viene después? El deterioro de la capacidad emprendedora y empresarial argentina.
¿Quién va a emplear a estos chicos que jamás fueron entrenados para lidiar con un poco de stress, ni hablar de proveedores pinchaditos o clientes que no quieran pagar? Me aterra pensar que dentro de dos o tres generaciones de alumnos, toda la validación del conocimiento será un examen de opción múltiple por año y a volar.
Me aterra más pensar el destino que le espera al sector productivo cuando eso sea la única mano de obra disponible.
La humanidad se dirige hacia la “economía del conocimiento” y alguien desde el Ministerio de Educación (y el de Economía también) quiere evitarlo a toda costa.
Porque cuando no se conoce nada del mundo, no se puede comparar la mierda propia vs la mierda de otros.
Porque cuando no se tiene una base cultural relativamente sólida, es prácticamente imposible criticar con fundamento los desmanes que hacen “los de arriba”.
Porque cuando se empobrezca el sector productivo por la destrucción de la calidad de su mano de obra, el único empleador será el Estado.
El clientelismo político como sistema de gobierno. A perpetuidad.
Todos los que dicen que Argentina va hacia el infierno venezolano, se equivocan. Está yendo por la vía rápida para convertirse en San Luis, con un 98%* de empleados públicos. Mucho peor, porque es aparentemente perfecto.
Escrito por Andrés Bianciotto, cordooobés que vive desde hace 10 años en México y se entera de las novedades desde Argentina con una mezcla de incredulidad y pavor que no se compara con ningún examen universitario, pero se las aguanta bien.
*Léase “con un altísimo porcentaje”.