Por Mauro Accurso: Simplemente amo la sensación que se obtiene al terminar un libro larguísimo que venimos leyendo durante mucho tiempo. Me acaba de pasar con Los desnudos y los muertos de Norman Mailer.
Se trataba de una edición muy vieja que compre en una librería de usados bastante caro y que parecía se iba a romper al tener tantas paginas (640). Pero permaneció intacto después de los 3 meses que tardé en leerlo (y si me tome mi tiempo entre tanta lectura de blogs)
Pero quería hablar de esa sensación increíble de mirar un pedazo de cartón con hojas de papel y de alguna forma notar que adentro se esconden sentimientos, climas y pasajes espectaculares que nos cautivaron y movieron nuestros estados de animo para donde quisieron. Y se encuentran todos metidos en ese espacio que es físico pero no tanto.
Al mismo tiempo, soy muy proclive a maravillarme con el Kindle y los distintos ebooks, pero por ahora nunca llegue al mismo estado al terminar un libro desde la pantalla de una computadora. Lo más probable es que se deba a que en general leí de esa manera únicamente sobre temas más técnicos y ninguna novela que me pueda conmover como la de Mailer y muchas otras.
No tengo dudas que el día que lea un texto capaz de generar eso ya sea en un lector de ebooks o desde mi MSI, voy a experimentar casi lo mismo, pero casi. No hay chances que se pueda sentir exactamente lo mismo cuando la plataforma es distinta. Aunque quizás la diferencia no sea significante; espero ansioso ese momento.
En definitiva, los sentimientos que trate de explicar antes hacen que leer un libro sea impagable. Y es por eso que van a seguir existiendo los libros, por más que poco a poco se vayan convirtiendo en especies de vinilos literarios y sean productos cada vez más de lujo.
Por Mauro Accurso – periodista freelance, hoy se lo puede encontrar en su blog Tejiendo Redes, Twitter y Celularis, donde sigue incansablemente los lanzamientos de los últimos dispositivos y las noticias más relevantes del mercado móvil.
4 respuestas en “El libro como vinilo”
Eso me recuerda que hay esencialmente tres tipos de lectura: La cotidiana, la utilitaria y la apasionada. La primera son las noticias y demás cosas de a diario; la segunda, la de los libros que leemos para aprender algo, y la tercera, cuando decidimos leer algo sin más intención que de disfrutar la lectura.
Para los dos primeros tipos, un instrumento como el Kindle va bien. (Siempre he detestado que se derriben árboles para imprimir libros técnicos que se sabe ya están casi obsoletos cuando aparecen en los estantes).
Pero para elementos como una novela, fotografías (los llamados coffee-table books) y otros que apelan a la lectura resposada y amena, el papel sigue siendo el rey. Sigue siendo un vehículo más personal y favorable para este tipo de lectura.
coincido totalmente beto.
Sería genial que libros técnicos recibieran actualizaciones en los lectores de ebooks
[…] En lo de Mariano escribí esto otro: El libro como vinilo […]
Todavía es dificil saber si nuestro amor por el objeto libro y esa sensación que describís no no es posible conseguirla leyendo de una pantalla por una cuestión de costumbre/cultura. Habrá que ver como se desenvuelven las próximas generaciones con esos medios. Yo todavía compro libros y discos, tenerlos en la mano, mirar cada una de sus letras, siguen siendo parte del disfrute.