El New York Times cuenta el problema legal de Roommate.com (roommates.com), un site donde la gente puede buscar u ofrecer habitaciones para compartir con otras personas porque, según los jueces “se discrimina al expresar preferencias personales” de “compañeros de habitación”.
Si uno lo mira de esa manera es bastante estúpido considerar a un site de “discriminador” porque una persona expresa sus propias preferencias sexuales, religiosas o, simplemente, su raza. Digo, si yo soy un musulmán asiático no me voy a sentir cómodo con un judio negro o, si soy un supernumerario del Opus Dei no creo compartir cuarto con un activista del orgullo gay… ni viceversa.
Y la realidad es que decir que el sitio es legalmente responsable porque te deja armar un perfil donde uno mismo declara que es, sus preferencias y sus gustos en un menú desplegable es simplemente ridículo; si la idea es juntar “pares” de forma tal donde uno pueda sentirse cómodo al compartir sus espacios personales no se puede vivir en una asepsia utópica como la que buscan imponer en la legislación estadounidense últimamente.
Una cosa es el “discurso de odio” y otra es la preferencia personal; de hecho uno de los jueces también hace responsable al site porque en “comentarios adicionales” uno de los que buscaban un compañero dijo “debe ser hombre, negro y gay” y es el sitio el que le deja expresar esa opinión y esto, desde mi punto de vista, es un golpe a las comunidades online que se basan en el principio de agrupar a gente con gustos, culturas, y preferencias personales en común bajo un espacio común.