En un pueblo perdido de EEUU, un desquiciado día a mitad de los años 90s, Shaineh Berkowitz escribe una carta para un agente del FBI, contandole una historia realmente extraña, se encuentra embarazada y no tiene la menor idea de como ha ocurrido el hecho. Lo peor, es segunda vez que ocurre. Bueno, al parecer ella tiene cierta idea o teorías sobre que paso, pero estaba completamente inconsciente. Una televisión encendida, un mundo en blanco y negro. Un oscuro personaje en la cocina y una reacción química que desprende una nube gaseosa. Una criatura parecida a Frankenstein. Doctores especializados en manipulación genética. Pizcas de David Lynch, Tim Burton aderezados con música de Cher. Para terminar el cuadro, incrustemos a los agentes Mulder y Scully. Mezclamos en un horno microondas de 1976 y el resultado es el quinto episodio de la quinta temporada de los Expedientes Secretos X.
The Post-Modern Prometheus de los X-Files, descrito anteriormente, es para los críticos uno de los mejores programas que se han emitido en la televisión durante toda la historia de la humanidad. Puede sonar algo exagerado. Pero el efecto logrado por Chris Carter (creador de la serie) en dicho episodio fue realmente increíble. Fue visto el día de su estreno (30 de noviembre de 1997) por más de 18 millones de personas, y de inmediato se convirtió en un clásico de la televisión. No ganó un Emmy porque el jurado era una pila de viejos decrépitos que no entendieron absolutamente nada de lo que vieron. Y esa es la mayor gracias de este extraño capitulo, se sale de la norma, usa el humor para homenajear y burlarse de las historias de terror de los años 30s. Es completamente inesperado, es un dardo mágico que al mismo tiempo da en el blanco y te hace una herida en el pie, sin entender como es posible semejante dualidad del espacio.
Es un homenaje rebelde que sólo con un gran éxito de audiencia es permitido por el sistema, paradójicamente dichos espectadores se pueden sentir burlados al ver/experimentar algo completamente diferente a lo habitual. Poco importa si no entienden nada, en cierta forma es la idea. Es una broma gigante, es el poder de la creatividad sobre el dinero. Y es sin duda, una victoria de la vida y las nuevas experiencias por sobre la cotidianidad aburrida de hacer siempre lo mismo de forma lineal y segura. Es una declaración contundente a la bifurcación de caminos.
De pronto es 20 de abril de 2012. Es un día especial, se estrena el episodio 19 de la 4ta temporada de Fringe. Es el episodio “loco”. Poco importa si no entendemos nada. Es la particular victoria de la vida al aburrido mundo (paralelo) lineal.
Demos un paso atrás para explicar un pequeño detalle. El episodio 19 en cada temporada de Fringe es diferente, extraño, se sale del molde, es el momento cuando el éxito se regodea con el “hago lo que me da la gana”. Puede ser un episodio musical, un cómic o una historia en el año 2036. La idea es que sea algo diferente, un viaje, una vuelta de tuerca hacia el otro lado, o hacia ninguna parte.
La norma es que no hay norma en el episodio 19.
Y aquí es donde viene la idea principal de este post. No tiene porque ser simplemente la televisión la que de un paso adelante en la vida y tome el riesgo de hacer algo diferente. Podemos ser nosotros mismos quienes desterremos nuestra cotidianidad por un día al mes.
La norma es que no hay norma el día 19 de cada mes.
Eso.
Vivimos tan ocupados, tan conectados, tan tuiterizados, que terminamos viviendo una eterna cotidianidad sin saltos, ni riesgos ni exabruptos, nunca pasamos un rato a nuestro universo alterno. No vivimos más allá de nuestro barco en la botella. No conocemos los 7 mares. Es todo tan aburridamente timelineal que no nos percatamos del color de la ropa de nadie, ni el olor del café en la mañana y mucho menos en lo nítido del HD. Ya estamos olvidando como es de lindo el HD y lo tenemos desde hace un par de años. Y no es cosa de volver al blanco y negro, ni de inventar monstruos o de hacer un homenaje a David Lynch. Es cosa de dar un giro.
Hagamos la prueba y tengamos 12 días diferentes al año. Sentir con emoción que ya viene el 19 de cada mes, y propongamos desde el corazón hacer algo diferente.
- Leer un libro acostado todo el día.
- Hacer dieta de internet por 24 horas.
- Recorrer nuestro barrio de la infancia.
- Ir hasta el otro lado de la ciudad y sentarnos en una cafetería a ver la gente pasar.
- Volver e ver nuestra película preferida.
- Renunciar a nuestro trabajo.
- Casarnos con la mujer que amamos.
- Sentarnos en una esquina a reflexionar.
- Detenernos.
- Abrir un blog.
- Escribir una carta de amor.
- Salir a cenar a ese lugar que siempre quisiste ir.
- Tomar una clase de batería.
- Correr un maratón.
- Ver porno… o no ver porno. (Varia según las personas)
- Aprender otro idioma.
- Cocinar.
- Emborracharte… o estar sobrio. (Varia según las personas)
- Ver el quinto episodio de la cuarta temporada de Lost.
- (Puedes añadir tu propia idea en los comentarios del post)
Es una idea tremendamente simple y poderosa. Es tomar un día al mes para romper en añicos al sistema (nuestro sistema). Permitirnos una victoria de la vida por sobre la cotidianidad aburrida de hacer siempre lo mismo de forma lineal y segura. Es nuestro día de experimentar, salir a la calle, viajar, hacer algo nuevo. Romper nuestra línea de tiempo.
Es NUESTRO día 19 del mes.
Escrito el 19 de abril de 2012 por el enviado especial Inti Acevedo, Beer Media Expert, blogger de Esquizopedia.com y editor en ALT1040.com. Cuenta historias en 140 caracteres en Twitter por @inti
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