Mariano ahora está bronceándose y yo aquí con un frío que retuerce los tendones manteniéndole el weblog, su espacio personal. Estas cosas no pasarían si: Mariano no tendría vacaciones, si no tuviera amigos y colegas como los que están en la lista para escribir aquí o si los weblogs fueran meros espacios personales sin impacto mediático. Curioso, pero en otros medios o entornos, cuando uno se va de vacaciones desaparece, ese lugar queda criogenizado durante un tiempo esperando el regreso del autor para volver a sacarlo de ese estado.
Mariano me ha pedido que escriba algo en su weblog. Realmente, no estoy a la altura de Mariano para seguir su línea de posts sobre telefonía, comunicaciones, negocios, así que voy a cambiar de tema. Él menciona algo interesante en el post anterior a éste, un dato de tiempo: 6 años. Hace 6 años que nos conocemos, en los cuales hemos compartido momentos geniales y muy duros.
Para los que no están enterados, él y unos cuántos ya estamos por cumplir los 5 años de actividad bloguera, creo que es una de las actividades más longevas que estoy manteniendo sin dolores de cabeza. Imagino que Mariano también estará de acuerdo conmigo. Cinco años parece mucho pero en realidad es sólo un instante.
En cierta forma, empezamos con esto que hoy en día muchos de ustedes conoce como weblogs. En aquella época, las referencias blogueriles eran poquísimas, estaban en inglés, y la plataforma apenas se diferenciaba de otra. En Argentina, la cosa no podía estar igual. Sabiendo que era una época de cegera por las punto com, donde lo que importaba era ver qué portal generaba ganancias, cómo montarte un negocio on-line para volverte millonario y cómo vender una idea, hacía de los blogs algo realmente secundario. Pero bueno, más allá de este manto oscuro, unos pocos se habían puesto con esto. Realmente no estaba clara la idea de lo que hacíamos, por qué lo hacíamos, simplemente encontramos que era la mejor forma de hablarnos y que estas conversaciones quedaran plasmadas en Internet, a disposición de cualquier curioso.
Al cabo de poco tiempo, éramos ya unos quince o veinte. Nos juntábamos una vez al mes a deleitar cervezas y cenas, risas y anécdotas. Al cabo de poquito tiempo, Guille y Chelo habían montado una página de inicio con apenas 10 weblogs en la lista. Me acuerdo que ni siquiera tenía diseño, pero tenía fuerza, entrabas ahí todos los días a hacer clic en las bitácoras que ibas leyendo. En lo que canta un gallo ya habíamos hecho un portal, el cual se ha mantenido durante estos 5 años con lo que ahora podrán ver ahí dentro. Cientos de weblogs están inscriptos ahí, miles de actualizaciones se han notificado y mucha chicha se ha originado en ese lugar.
Hoy en día existe una estructura organizada de weblogs que hace cinco años ni nos imaginábamos. Pensábamos que este fenómeno social sólo sería apto para mentes freaks, que no les importaba perder su tiempo escribiendo cosas para el resto. Pero ya pueden ver como está la cosa: portales, aplicaciones, economía propia, masa crítica y trolls claro.
De algo que es toda una afición poco a poco se traslada a un estado de necesidad. La necesidad de tenerlo, mantenerlo y mejorarlo. Increíble, pero soy de aquellos que piensan que hace 5 años la gente perdía el tiempo en cualquier cosa menos en leer y escribir. Poco a poco me voy convenciendo que esto está cambiando, para bien por supuesto, porque al fin y al cabo esta práctica, el bloguear, nos permite vomitar todo esto que tenemos dentro, sea para bien o para mal.
Creo que Mariano es una de las pocas personas que pide a sus amigos que le mantengan el blog mientras él está de vacaciones. Se me ocurre que esta práctica se podría profesionalizar, y que les puedo apostar a que lo empiezan a hacer en Estados Unidos primero: «tenga actualizado su blog mientras usted está de vacaciones por sólo 5 dólares el post». Hey, cinco dólares el post, a 7 posts diarios, Mariano se va unos 15 días afuera, todo eso suma 525 dólares. No está nada mal che, je.
¿Alguien se va de vacaciones y quiere que le mantenga el weblog por cinco dólares el post?
Ja. Prometo no volver a escribir aquí hasta las próximas vacaciones de Mariano.