Luego de 15 días de daño neurológico irreversible por un ataque cardíaco y casi una hora para la reanimación, falleció mi padre Mariano. Su frase de cabecera era Alea jacta est la misma que terminó siendo el karma de estos 15 días donde los dados estaban echados y no habia nada más que esperar excepto que termine de aferrarse a algo.
Es rarísimo que hace 16 días mi mayor preocupación era un server que no andaba, una ley que se modificó y desde ese momento en adelante… terminó todo siendo una discusión diaria (casi un pedido) de hechos y datos de la muerte digna.
Es ridículo pensar que tuve que debatir con médicos que, conociendo que el ataque fue a continuación de una sesión de quimioterapia agresiva que ni siquiera dió resultados en frenar el cancer linfático que lo estaba comiendo hacía casi un año, sostenían que “hay que mantenerlo con vida de cualquier manera” cuando, en realidad, era ver día a día un decaimiento total de sus funciones
Explicarle a un médico que no hay dignidad en ver a un padre (por más que hayamos estado separados) con, por ejemplo, los ojos encintados por los daños oculares o con los ganglios inflados porque el cáncer seguía creciendo sin control es estúpido y sin sentido.
Finalmente se fué y ahora… a Bariloche a echar sus cenizas donde el quería que las lancemos.