Realmente me voy contento de esta ciudad; unicas deudas pendientes son el Prado y el Thyssen pero bueno.. se solucionará con un viaje nuevo y punto; además de poder ver a algunas personas que me hubiese gustado "desvirtualizar". Pero pude almorzar con Juan Luis, el Tecnorante un tipo excelente y con Gemma Ferreres la auténtica Tintachina con la que charlamos muchísimo y de paso tomar un buen cafecito.
Esto es una ciudad para caminar, recorrer, perderse sin mapa y punto. Muy buena comida (gracias JL por El Lando, realmente excelente) mucha cerveza (gracias Antonio por ese rincon periodístico y Julio por el Vips) y jamón... macho, un pecado el jamón de bellotas y el queso manchego, y los callos.. y los kilos que uno engorda en esta ciudad.
En fin... ya volveremos a la programación habitual :)