Cuando The Guardian arrancó con las revelaciones sobre Cambridge Analytica usando datos de Facebook para influir en la campaña presidencial de Trump y comenzó todo el escándalo sobre la privacidad, preferí escuchar y ver cómo se iba desarrollando algo que tiene tantas aristas que gran parte de la cobertura es, cuando menos, parcial o desinformada.
Para arrancar me gustaría dejar en claro algunos puntos:
- ¿Usó Cambridge Analytica tus datos privados? Hasta casi 2016 estos datos eran accesibles por la API de Facebook; luego de eso sinceramente no está claro si hubo acceso indebido.
- ¿Qué hizo mal Cambridge Analytica con tus datos de Facebook, entonces? Venderlos a un tercero, en este caso la campaña de Trump que mostraba avisos perfilados.
- ¿Cómo convirtieron los datos en un arma? Simplemente por volumen y aplicación de patrones psicológicos (esos que los programadores dicen que son irrelevantes), para luego convertidos en algoritmos para escalar.
- Borraste Facebook. ¿Ya está? En realidad deberías dejar de usar Google, Android, Alexa y los permisos que les diste a todas esas apps antes de borrar todo.
- Sin el uso de estos datos, la mitad de los servicios y apps que estás usando gratuitamente no existirían.
Esto no es nuevo, ya en 2009 escribí sobre el Gaydar Experiment, uno uno de los experimentos más provocativos, estúpidos y hasta discriminadores que conocí: definir tu sexualidad con sólo analizar tus contactos. En 2011 se podía establecer una inclinación política en base a likes, y en 2015 se predecía el color de piel en base al mismo parámetro. Es decir que hace tres años con sólo tener acceso a los likes ya se podía perfilar tu sexualidad, el color de tu piel, tus preferencias políticas y tu posición frente a ciertos temas (armas, aborto, etc.) para mostrarte publicidad… incluso a tus amigos. Ninguna sorpresa acá, esto es el modelo de negocios de Facebook, Google y del ad-tech space.