Finalmente Samsung hizo lo que debía con las Samsung Galaxy Note 7 que explotan. Frenó, aunque momentáneamente, la producción y lo hizo tarde. Es cierto que frenar una cadena de producción mundial distribuida no es simple, que frenar los envíos ya recibidos por los operadores y que están en puntos de venta es complicado a nivel logístico y que, encima, pedirle a un comprador que devuelva un equipo sin saber siquiera comunicarlo es... patético.
Pero Samsung necesita ver, en esto, una oportunidad. Y lo bueno es que puede ayudar a mejorar la cultura corporativa.
De todas las cosas malas que hizo se pueden sacar lecciones que van a costar miles de millones de dólares y que van a costar la lealtad de nuevos consumidores seguramente, pero Samsung es casi la única empresa de fabricantes móviles que está generando ganancias y va a tener que invertir en ganar la confianza de nuevo en su excelente cadena de producción.Leer completa