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Not your keys, not your coins. Not your blog, not your content.

Hace 23 años arrancaba este blog y, de una manera extraña, sigue siendo el único lugar donde puedo escribir lo que quiera, como quiera, experimentar lo que se me ocurra, abandonarlo, volver a arrancarlo, rediseñarlo, decir lo que quiera y no rendirle cuentas a nadie… más que a mí mismo.

Aunque la opinión de cada “generación” cambie hay tres cosas que siguen firmes:

  • (1) Los blogs siguen acá y nadie puede negarlo.
  • (2) La crítica evoluciona pero solo se centran en “¡ alcanzarías más audiencia!”
  • (3) Las terceras partes (como redes sociales) siguen cerrándose y te volvés SU inquilino.

Recuerdo a uno de mis primeros inversores decir “joder macho, que si no pasas a un Medium esto no tiene sentido” hasta que un día se dieron cuenta que en Medium, Substack o quien sea había reglas de lo que podías hacer o decir; de hecho hoy hasta hay reglas de aplicación de Inteligencia Artificial que hacen difícil sumarizar para dar contexto.

Y cada 3 o 4 años el consejo de “los que saben” reaparece: “La audiencia no quiere leer en tu sitio, quiere estar en LinkedIn/X/Thread”. Pero un día se dan cuenta que los algoritmos hacen casi imposible que un link a sitio de terceros tenga relevancia y que se les hace imposible, si quieren mantenerse relevantes, abandonar redes sociales que te fuerzan a adaptar tu contenido a SUS algoritmos.