Hace más de dos años que estamos hablando de Kickstarter y de la idea del crowdfunding (otro de los términos nacidos en Wired) como forma de financiar proyectos que de otra forma no conseguirían financiación pero a veces creo que perdemos de vista algo interesante y es el hecho de que el crowdfunding ayuda a encontrar proyectos más disruptivos que los que las fuentes de financiamente tradicionales tienden a apoyar y eso es mucho más interesante como idea fuerza que el sólo hecho de conseguir plata.
Para ponerlo en números, en los casi 3 años que tiene Kickstarter en línea más de 25.000 proyectos lograron llegar a su meta y salir al mercado; e increíblemente las 5 categorías con más fondos son Películas, Música, Diseño, Juegos, Editorial… todas industrias creativas que lograron romper paradigmas como lograr que 17 de las películas exhibidas en Sundance hayan sido financiadas en esa comunidad y hasta FastCo Design habla de como Kickstarter está salvando la innovación en diseño de hardware (una nota genial que les recomiendo leer porque no son todas alabanzas) y esto tiene un efecto adicional que me gusta discutir.
Si para la industria de los contenidos y del copyright Internet es la madre de todos los males ¿como pueden haber 18500 proyectos financiados relacionados con esas industrias hayan levantado u$s160 millones de dólares que de otra forma no hubieran conseguido? Simplemente porque Internet no es la madre de todos los males y sólo está ayudando a redefinir no sólo los modelos de distribución sino los modelos de financiación.
Es interesante ver como Mariano Suarez Battan de Ideame (un “kickstarter hispanoamericano” como lo reseñe en su momento) diga que “la idea no es generar una sensación de ‘pobrecitos, vamos a ayudar’, sino que hay alguien que está tratando de hacer algo que es su pasión, y uno tiene la libertad de apoyarlo.” o más realista aún las palabras de Guido Tenenbaum de TuMecenas.com que dice claro en Clarin: “En la Argentina no hay nadie que te financie si tenés una idea o un sueño.”
Y eso es la clave, mientras la industria del copyright analiza las posibilidades de explotación de una franquicia y los VCs analizan no el éxito del producto sino su propio multiplicador como medida de éxito, estos sitios recurren a algo que puede denominarse (o no) inteligencia colectiva para definir que es interesante y que puede ser negocio en si mismo…
Para no hablar solo del Pebble Watch, hablemos del soporte para trípode Glif que nació como un proyecto que buscaba u$s 10.000 para ese producto y terminó generando u$s 137.000 que les permitió a los creadores fundar Studio Neat y así lanzar otros 3 productos y hasta una App para iPhone… ¿nace una forma de financiar un startup en base a un producto?
¿Que hay complicaciones? Claro, fraudes, falta de bancarización, productos que no llegan a su etapa final de construcción, productos que por no saber presentarse no logran financiación y hasta productos falsos… pero las ventajas del crowdfunding en el campo de la innovación son superiores a las que se generan si uno mira un producto por vez y solo por eso vale la pena apoyar y cuidar este nicho que ayuda al ecosistema más que otros.