Por Inti Acevedo
El mundo parece moverse en una sinfonía de olas, y los seres humanos tenemos una tabla de surf incrustada en nuestros cerebros que permite que podamos subir, es imponente la fuerza de la naturaleza y el mar, algunos se dejan llevar por la inercia del agua mientras que otros comienzan a crear piruetas y figuras fantásticas, muchas veces irreales o imposibles. Todo esto mientras seguimos las tendencias de nuestra época. Algunos afortunados o perseverantes tienen la enorme capacidad de crear olas propias, y usarlas para crear magia sobre la tabla, pero esto es otra historia.
Hay una tendencia muy fuerte hacia la producción de objetos físicos desestimando algunos de los aspectos más básicos de la industralización y la venta en masa de productos. Hay un movimiento de creadores independientes que están tomando elementos previos a la revolución industrial para desarrollar compañías que tienen la pasión como primer ingrediente. Un ejército de emprendedores artesanales (sin que esto implique renegar de la tecnología) que están creando proyectos que se inician en la concepción de un producto o servicio único y particular, en el cual se coloca todo el foco para convertir una simple idea en un objeto creado con pasión, con materia prima de calidad excepcional, con un diseño gráfico obsesivo, que parece más sacado de un museo que de un estudio de marketing.